miércoles, mayo 28, 2008

Y se asoma

Y se asoma y desfallezco
y se cuela por mis poros
por mi alma por el barrio
por la puerta por el techo
Y levanta las cortinas
y se caen los visillos
y se enreda en la nostalgia
y se queda en mi esperanza
Y la magia se despliega
y regreso a la escalera
y despierto:
no hay estrellas
no hay minutos
...no se queda

jueves, mayo 22, 2008

Un amigo fiel, preocupado por mi silencio blogósfero, me preguntó cómo andaba, cómo estaba, por qué tan callada...
Me hizo despertar su mensaje, por lo tanto, fui a su blog y le aseguré que hay Olie "pa' rato"
Y ahora me pregunto: ¿realmente habrá Olie "pa' rato"?
Uffff
Estoy tan acostumbrada a mi personalidad de dos caras (ésa que dice "¡¡bien!!" cuando está "mal", ésa que sonríe :-) cuando quiere llorar, ésa que se hace la dura cuando por dentro se derrite, etc.) que hoy día, con un feo diagnóstico en ciernes, con una nueva intervención quirúrgica a la vuelta de la esquina (para junio) tiene la osadía de afirmar que "habrá Olie pa' rato"
Y es que en esa misma dualidad que me hace ser optipesimista hay una llama vigorosa que no se resigna a convertirse en simple brasa: yo siempre crepitaré como una fogata...
Y siempre estaré encendida, aunque sea como un simple fósforo, breve y vacilante, en medio de la oscuridad de una noche sin luna.
Nunca habré de resignarme a no perseguir mi estrella, ése lucero que, de tanto en tanto, colorea de azul mis más oscuros cielos.
Sí, Fernando: habrá Olie. Y "pa' rato", por mucho rato.

jueves, mayo 01, 2008

LA GENERACIÓN '78

¿Qué es la Generación '78? ¿quiénes son?
No son...
Somos.
Érase un colegio provinciano en una época especial de la vida, ésa que conjuga casi al mismo tiempo la infancia, la pubertad y la adolescencia, pues en un solo día se puede ser todo eso (niño, púber, joven).
Ese colegio aún existe. Nació bajo la tutela de la congregación de los sacerdotes Oblatos de María Inmaculada, en 1955, en la ciudad de Antofagasta.
Es el "Colegio Inglés San José" (hace años, Saint Joseph's College).
De él egresaron ciento cincuentra y tres personas el viernes 15 de diciembre de 1978. Jovencitos y jovencitas que pasaron la ceremonia emocionados y ansiosos, a punto de seguir sus vocaciones, temprana decisión que los dispersó por todo el país.
Cada cual vivió lo suyo, hasta que llegaron a convertirse en adultos. Pero eso se les olvidó cuando se reunieron el año 2003, tras 25 años de separación. Y menos se acordaron hoy día, cuando lo hicieron al cabo de 30 años.
Ésa es la generación '78.
Integrada por mujeres que a pesar de ser, casi todas, madres y algunas incluso abuelas, siguen siendo "las niñas".
Compuesta por hombres con poder de decisión en sus casas, empresas o consultas, pero que al reunirse dejan de serlo para convertirse en "los chiquillos".
Porque ninguno ha cambiado en su esencia y no interesan ni las arrugas, ni la flacidez, ni los kilos de más, ni el pelo de menos: interesa que son amigos.

Yo los miraba contenta esta mañana, después que terminó la misa de acción de gracias, y me solazaba siguiéndolos con la lente de mi cámara fotográfica en la mitad del desayuno, mientras las "niñas" intercambiaban fotos antiguas de sus cursos, de los hijos y de los nietos y los "chiquillos" hablaban del último partido de fútbol. Porque en medio de los abrazos, en la mitad de la alegría de verse otra vez, el cariño podía incluso palparse.
Algunos, incluso hicieron el esfuerzo de dejar a la familia y el país donde hoy residen con tal de encontrarse y darse un fuerte abrazo (como Peñafiel y el flaco Requena, desde Colombia y Bolivia, respectivamente, sin contar con los que viajaron desde Santiago u otras ciudades de Chile).

Y es un legado viviente para nuestros hijos de lo importante que es conservar para siempre la amistad. La buena amistad.

Ésa que no sólo acerca en el jolgorio, sino que abraza cuando uno desfallece por el peso de la pena, que da un pañuelo cuando hace falta y hasta es capaz de deslizar un billete en momentos de gran dificultad.

Ésa es la Generación '78 y yo formo parte de ella... A mucha honra.

¿Alguno de ustedes puede decir, al cabo de treinta años, que pasó la mañana conversando con sus ex compañeros del colegio? ¿o que hizo todo lo posible para estar todo un fin de semana con esos amigos y amigas con quienes estuvo por años en la misma sala de clases?

Yo, SÍ. Y doy las gracias por ello.

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Me reencontré con mi amigo del Cuarto Humanista 1978, Elmo Funes tras... 30 años sin vernos. Fue bonito, enriquecedor, un regalo estar juntos otra vez. Y me encargó que anotara, aquí, que me quiere mucho. Listo, Elmo, pero debo agregar que yo también, amigo y que, para la próxima, espero que tu enfermedad esté totalmente erradicada.
Quienes somos parte de esta Generación Especial entendemos la profundidad y nobleza de la amistad que perdura a pesar del tiempo...
Nos vemos, Elmo...