sábado, agosto 18, 2007

¡Tanto tiempo!

Ya ha pasado la cantidad de tiempo necesaria para restablecerse, para recuperarse, para reencontrarse, para levantarse otra vez.
He vivido un invierno personal, pero necesario. El frío y las heladas se instalaron en mi organismo, pero siempre he pensado que esta estación es muy necesaria para la planta, pues le permite florecer después de soportar inclemencias y rudezas.
Obviamente, el proceso se ha vivido con mucho cariño alrededor, personal y virtual. Ustedes han trascendido la pantalla de sus respectivos ordenadores y al enviar tantas muestras de cariño han colaborado a que la primavera se asome poco a poco. No tengo flores aún, pero sí hay muchos brotes.
Desde hace un tiempo y por causas aún no determinadas, me afecta una anemia severa sideropénica, síntoma de una enfermedad que se investiga, la que esta vez me dejó exangüe con apenas un 21% de hematocritos y sólo un 4% de ferritina, lo que me obligó a descansar, a recibir dos transfusiones y a continuar con una terapia de fierro inyectable intravenoso. El resultado: ¡energía y salud! claro que con los antebrazos llenos de hematomas, costo indispensable de tener las uñas y las encías rosadas otra vez, el corazón bombeando la cantidad necesaria de sangre, los pulmones y todos los demás órganos con el oxígeno que les hace falta y la ausencia de mareos.
Todo eso y otras cosas resultan de este síntoma (pues en mi caso esta anemia es un síntoma, pero aún no se sabe de qué) que lo único que no ha podido mermar es mi fuerza de voluntad. En estos siete años de ir y venir entre análisis, punciones e incertidumbres, he aprendido que la resistencia de todos nosotros se radica en la mente y no en el cuerpo físico.
Y eso me lleva a concluir que Dios lleva años gritándome al oído que soy capaz de todo si así lo quiero, pero la falta de aliciente que toda depresión supone es un enemigo solapado que ha saboteado mis mejores proyectos. Pero llegará el día en que mis deseos de vencer traspasarán el mundo de las ideas y se convertirán en realidad: lo prometo.
¡Y gracias a todos por estar aquí!

viernes, agosto 03, 2007

LENKA FRANULIC ZLATAR, "TALENTOSA Y PIONERA", UN "ÁNGEL RUBIO Y LITERARIO"...



La periodista nacional Marcela Fuentealba Diez ha escrito un libro acerca de la vida de Lenka Franulic Zlatar, prima de mi padre que nació en Antofagasta el 22 de julio de 1908. Hija de Mateo Franulic y de Zorka Zlatar Janovic, el periodista peruano exiliado Manuel Seoane, director de la revista "Ercilla", dijo que Lenka era "un ángel rubio y literario".

En 1939 fue editado su primer libro "Cien autores contemporáneos", con las semblanzas de escritores destacados de la época. Y en 1943, publicó la "Antología del Cuento Norteamericano".

Reconocida como una excelente redactora, fue además una bella mujer, femenina e inteligente.

Se inició en 1931 como traductora de la revista "Hoy", donde incursionó en el periodismo hasta convertirse en cronista hasta su cierre, en 1941. Seguidamente, fue la única reportera femenina de la revista "Ercilla" y consiguió entrevistar a grandes personalidades de la época, como el Mariscal Jozip Bros "Tito", Juan Domingo Perón y Eleanor Roosevelt, Nicolás Guillén, Fidel Castro, Anastasio Somoza, Gabriela Mistral, Emil Ludwig, André Malreaux, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, con quien mantuvo correspondencia, entre muchos otros. Basó su prestigio en la discreción que siempre mantuvo con sus famosos entrevistados. Cuando se le contaba algo no publicable, Lenka lo respetaba.

Versátil, tradujo obras tales como "José" de Thomas Mann, de John Steinbeck y Christopher Morley, entre otros. Notable es su trabajo acerca de "Las Olas" de Virginia Woolf.

Lenka se parecía más a una intelectual europea tipo Djuna Barnes que a una chilena promedio. Era culta, audaz, viajada, inquieta y vanguardista, se fumaba dos cajetillas diarias y era miembro activa de las tertulias y comidas y del espíritu bohemio de la época. Eso sí, todo lo hacía con su particular y femenino toque de elegancia.

En 1945 fue directora de la Radio "Nuevo Mundo" y más tarde, reportera de las emisoras "Nacional", "Cooperativa", "Agricultura" y "Minería".

Con Orlando Cabrera Leyva impulsó la creación del Círculo de Periodistas de Chile e integró el grupo que dio forma a la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, la primera, en 1953.

Lenka obtuvo el Premio Nacional de Periodismo - mención crónica - en 1957 y un año después, en 1958, fue galardonada como la MEJOR PERIODISTA DEL AÑO por la Sociedad Profesional de Mujeres Periodistas de los Estados Unidos, la única chilena que ha recibido este honor.

En 1960 fue nombrada Directora de la Revista Ercilla, cargo que desempeñó hasta el día de su muerte, el 25 de mayo de 1961, víctima de un invasivo cáncer al pulmón.

Fue sepultada en el Mausoleo Yugoslavo del Cementerio General de Santiago. A sus funerales asistieron numerosas personalidades y sus amigos, como el ex Presidente de Chile, don Jorge Alessandri Rodríguez. Pablo Neruda hizo el discurso de despedida de esta mujer excepcional, diciendo "eras presencia de mujeres y lección para un millón de hombres", frase que quedó en su lápida, bajo una cabeza de piedra esculpida por Lily Garafulic.

Actualmente, el Colegio de Periodistas de Chile otorga el Premio "Lenka Franulic" a la periodista con el mejor desempeño profesional.