jueves, noviembre 08, 2007
martes, noviembre 06, 2007
INSOMNIO I I
Es otra noche:
la ciudad brilla bajo un techo de nubes
acolchado y oscuro,
rugoso y pelusiento.
Alguien apagó la luna y, de paso,
le cerró las cortinas a las estrellas:
¿tal vez un querubín agazapado?
no, fue el ángel protector de su secreto.
El amor vuela, planea y aterriza:
se encienden reflectores y es guiado
hasta donde ellos se refugian,
un lugar donde danzan las burbujas
y vibran las caderas de una odalisca invisible.
¿Ellos? Ellos.
Un hombre y una mujer,
frente a frente
bajo de la cúpula del mundo
Él habla, gesticula, se ríe.
Ella lo mira, sonríe, escucha.
Ella siempre escucha, sonríe y lo mira,
él siempre se ríe, habla y gesticula.
De repente, algo se enciende,
tras esa pausa que nace
entre el relámpago y el trueno;
él calla
y la mira como si recién la descubriera...
siente que necesita su cuerpo
y sus silencios.
Se vuelve y la acerca, la abraza y la besa,
ella lo recibe, lo contiene y lo acaricia
mientras la noche baja su negra cabeza.
Huyen los minutos y las horas,
las estrellas cierran los ojos
y los cometas esconden su cola luminosa
Todo se detiene,
pero la arena levanta sus orejas.
Ellos olvidaron dónde están y lo que son,
pues nada importa,
excepto estar juntos y tenerse,
tenerse hasta que despierte su universo,
la ciudad retome su canción
y el paisaje abra los ojos.
Llega el momento de partir
y ella se va, sin besos,
pero con los ojos de él clavados en su espalda.
En tanto,
él la viste de miradas cuando se adentra,
silenciosa y furtiva,
en el túnel salado de la noche.
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martes, noviembre 06, 2007
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viernes, noviembre 02, 2007
INSOMNIO
La luna cae desde un cielo que no es negro,
a pesar de la noche.
Una inmensa bóveda azul piedra
se filtra entre las nubes grises
que dejó un día parcialmente desvestido.
Abajo,
el mar susurra con tanta seducción
que mi alma brinca y se lanza
desde los farellones
para zambullirse
en las aguas del deseo.
Pero tú me atrapas, me abrazas, me acaricias,
tus manos vuelan por mi espalda,
tu cuerpo mece al mío, lo invita y lo seduce,
mientras el viento salado y húmedo
juega con mi pelo
y lo enreda y es tu cómplice
para que me aferre a tu pecho,
buscando abrigo, buscando besos,
esos besos que extrañaba hace tiempo,
hace tanto tiempo, hace mucho tiempo.
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viernes, noviembre 02, 2007
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