Vuelvo después de días y noches de íntima euforia,
el alma toda henchida de felicidad,
el espíritu radiante...

Vuelvo con la mirada limpia
y la sonrisa franca...

Vuelvo con un tesoro amable
en medio del corazón.

Y es que tu magia
puso un beso en mi puerta,
en el vano de la escala,
en mi boca sorprendida

Afuera, esperaba un taxi,
esperaba la noche:
todo era expectante...
Hasta la Luna atisbaba
desde el cuarto creciente,
colgada en el cielo

Y dijo el Mago "¿nada más?"
y su hechizo fue un vuelo
para aterrizar en su boca
ávido, sediento, temerario.

Luego,
se envolvió en su capa
y se perdió en las alas negras de la noche.

No he vuelto a verle
tras su nocturno embrujo
De seguro que hoy vuela
en otros cielos,
salpicando con besos mi nostalgia

Pero sé que, de algún modo,
en ese espacio arrinconado,
en el claroscuro del tiempo,
en la incertidumbre del mañana,
este primer jueves de febrero
quedó atrapado para siempre,
con la complicidad de tu labio
en mi labio
tu mano en mi pelo
y tus ojos hundidos en los míos...