MAIPÚ 328, CAPÍTULO II
El año 2006, según les contaba, la casa de mi abuela fue demolida.
Al cabo de algunos meses, en esa heredad se ha levantado un edificio de tres pisos, con una mueblería en el primero.
Ayer pasé por ahí, al salir del trabajo: Maipú 328 se ha convertido en un símbolo de lo transitorios que son los bienes, las cosas corporales, lo material.
Hoy, nadie podría afirmar que bajo los cimientos de la nueva obra hubo un sótano con baúles cargados de recuerdos, de Chile y de Europa.
Que en el largo pasillo que conducía a la sala de estar y al comedor, una niñita de cuatro años, junto a su prima Eva, hacía de las suyas arrastrándose en un choapino, imaginando que volaba en una alfombra mágica de algodón egipcio.
Que en uno de sus dormitorios fue instalada esa misma niñita, a los pocos días de nacer,
para dar su primera lucha de bebé prematuro, porfiadamente, hasta vencer y quedarse en esta vida.
Que en el comedor se reunía la familia entera y sus risas alegres eran una explosión en la manzana.
Que en la cocina, la abuela Ofelia preparó los mejores guisos de los que se tenga memoria y la tía Katica, las más ricas tortas, dulces eslavos, pavos con ciruelas y empanadas que se conozca.
Que en el fondo de la propiedad había tres patios que yo recorría feliz y confiada, corriendo, saltando, escondiéndome de mis primos y amigos en juegos interminables, contemplando el paseo diario de las aves de corral, cerrando los ojos para retener en los oídos el piar de los pollitos recién salidos del cascarón.
Que una vez hubo revolución de plumas, porque mi tío Antuco llevó a "alojar" un gallo para su engorda (atendido que él residía en un apartamento) y el nuevo ejemplar, de soberbia belleza, debió permanecer suelto, con permiso para recorrer los patios a su antojo, para que no se enfrentara en atávica lucha con el señor de las gallinas: el gallo de la casa.
Que como consecuencia de eso, cada vez que mi prima Eva cruzaba el patio de la suya, ingresaba a la zona ciega (que era el patio del medio) doblaba por el pasillo y entraba al patio de la calle Maipú, el galán de cresta roja y plumas frondosas la aguardaba para perseguirla.
Que tía Yerka, brocha en mano, retocaba la pintura de la terraza, ésa que mi abuela tenía llena de maceteros, donde me instalaba a leer en un sofá de mimbre.
La gente pasa y nadie lo sabe. Pero mi corazón sí y lo atesora.
Siempre estarás ahí, abuela... hasta que yo regrese a tu puerta infinita.
Al cabo de algunos meses, en esa heredad se ha levantado un edificio de tres pisos, con una mueblería en el primero.
Ayer pasé por ahí, al salir del trabajo: Maipú 328 se ha convertido en un símbolo de lo transitorios que son los bienes, las cosas corporales, lo material.
Hoy, nadie podría afirmar que bajo los cimientos de la nueva obra hubo un sótano con baúles cargados de recuerdos, de Chile y de Europa.
Que en el largo pasillo que conducía a la sala de estar y al comedor, una niñita de cuatro años, junto a su prima Eva, hacía de las suyas arrastrándose en un choapino, imaginando que volaba en una alfombra mágica de algodón egipcio.
Que en uno de sus dormitorios fue instalada esa misma niñita, a los pocos días de nacer,
para dar su primera lucha de bebé prematuro, porfiadamente, hasta vencer y quedarse en esta vida.
Que en el comedor se reunía la familia entera y sus risas alegres eran una explosión en la manzana.
Que en la cocina, la abuela Ofelia preparó los mejores guisos de los que se tenga memoria y la tía Katica, las más ricas tortas, dulces eslavos, pavos con ciruelas y empanadas que se conozca.
Que en el fondo de la propiedad había tres patios que yo recorría feliz y confiada, corriendo, saltando, escondiéndome de mis primos y amigos en juegos interminables, contemplando el paseo diario de las aves de corral, cerrando los ojos para retener en los oídos el piar de los pollitos recién salidos del cascarón.
Que una vez hubo revolución de plumas, porque mi tío Antuco llevó a "alojar" un gallo para su engorda (atendido que él residía en un apartamento) y el nuevo ejemplar, de soberbia belleza, debió permanecer suelto, con permiso para recorrer los patios a su antojo, para que no se enfrentara en atávica lucha con el señor de las gallinas: el gallo de la casa.
Que como consecuencia de eso, cada vez que mi prima Eva cruzaba el patio de la suya, ingresaba a la zona ciega (que era el patio del medio) doblaba por el pasillo y entraba al patio de la calle Maipú, el galán de cresta roja y plumas frondosas la aguardaba para perseguirla.
Que tía Yerka, brocha en mano, retocaba la pintura de la terraza, ésa que mi abuela tenía llena de maceteros, donde me instalaba a leer en un sofá de mimbre.
La gente pasa y nadie lo sabe. Pero mi corazón sí y lo atesora.
Siempre estarás ahí, abuela... hasta que yo regrese a tu puerta infinita.
12 comentarios:
Las historias que se cruzan y nos traen los mejores recuerdos, los más dulces, los más tibios, cargados de amores. Tú tienes algo de suerte de poder ver una mueblería en la planta baja. Cuando paso por Garibaldi 118 el alto murallón de la cervecería que ocupa la casa donde nací, la imaginación rebota en las paredes de cemento, aunque, a veces, alcanzo a ver la escalera de 32 escalones y el desván de los sueños perdidos. Abrazos.
Pasaba a dejar un abrazo, a pesar de estar "corto" de tiempo, me hago un rato para saludar...
Estoy siempre
MentesSueltas
PD: Conmovedor, real y doloroso.
Hola amiga,
Me ganaste la visita ya que te tenia en mi mente y mi corazon desde que llegue. Recibe primero un abrazo lleno de amor y alegria y un agradecimiento por el contenido de tus letras llenos de deseos positivos y de mucho amor.
Leyendo la publicacion de hoy -ya que me dare tiempo de leer lo que me perdi- creo que todos guardamos en el corazon y en la mente episodios, lugares hermosos llenos de historia. La historia del gallo, de los juegos y del corredor, me resulto muy familiar tambien. Las comidas, la union familiar y los amigos... ya parece que estuvieras contando un episodio de mi propia experiencia....
Un beso hermosa dama y estare leyendo temas antiguos de regresiones que me ha llamado mucho la atencion en tus publicaciones anteriores.
Besos,
Aire
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Como se llaman los ojos cargados de lluvia y la garganta apretada en un nudo ? Nostalgia...y leyéndote la sentí.
Abrazos
Estimadísima,
cada vez que saltando llego a ti, me voy con mas fuerza y sentimientos!!...harta nostalgia dejaron tus palabras....
sorry por no venir antes(trabajo y vacaciones)
y gracias por tus visitas!!!
crñs.
Estimadísima,
cada vez que saltando llego a ti, me voy con mas fuerza y sentimientos!!...harta nostalgia dejaron tus palabras....
sorry por no venir antes(trabajo y vacaciones)
y gracias por tus visitas!!!
crñs.
¡Qué hermosos recuerdos de infancia! Teniendolos presentes se lleva mejor el hoy. Y aunque sea más difícil, transmitir los valores positivos de un mundo que ya se fué,...
Un fuerte abrazo Olie!
Haces de los recuerdos algo intenso...vivido sòlo por tì....primera vez en tu casa y es tibia,,,,,,un saludo de mì...
No es la primera vez que nos compartes recuerdos de esta casa de las abuelas y me fascina, me fascina leerlas Olie, porque las siento, las veo, las huelo mientras te leo.
Besos hermosa amiga
Fernando:
Eso debe ser porque nuestra generación y las anteriores a la nuestra, en cierta medida, se sitúan entre la tradición y la modernidad de nuestros países.
No sé qué dirán los expertos en urbanismo, pero Latinoamérica parece haber crecido, casi al unísono, derribando casas de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, para levantar edificios que no consiguen opacar nuestros recuerdos infantiles.
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Aire:
Tu comentario me permite ratificar la conclusión que hago tras el recuerdo de Fernando... Nuestros países de origen tienen más en común de lo que imaginamos.
Me alegra saber que te gustaron mis comentarios en tu ausencia. Celebro tu regreso: seguiremos leyéndonos, si Dios quiere.
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Verónica:
Cuando la nostalgia trae hermosas vivencias hay que dejarla fluir. La memoria del corazón es, sin duda, más perenne que la de la mente.
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Urrsulo:
Entiendo a lo que te refieres, pero se da el caso que una se acostumbra a sus amigos virtuales. Mal que mal, la capacidad del hombre para comunicarse y relacionarse es tan trascendente que poco importa si es a través del teclado y la pantalla o mediante un contacto visual, debiendo aclarar, no obstante, que se prefiere a este último...
Buena lectura, entonces.
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Hugo:
No importa cuándo se verifica la visita, lo importante es recibirla. Espero que tus vacaciones hayan sido gratas y que el trabajo no absorba demasiado tu tiempo.
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Giroaj:
Sin duda tienes razón, amigo mío: la infancia y sus repercusiones se llevan a cuestas para siempre. En mi caso, para bien, gracias a Dios.
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Matta:
¡Bienvenido (a) seas!
Iré a conocerte pronto. Gracias por tus palabras. La tibieza de este hogar obedece a que llegan personas con el corazón lleno de buena energía y yo, mantengo bien cerrados los postigos para que el hielo del mundo no lo absorba.
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Lety:
Mi amiga de lejos, te había extrañado. Sé que disfrutas de estos recuerdos. Como le decía a Fernando, el pasado de Latinoamérica se ha alterado sólo en los últimos años...
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MentesSueltas:
Se agradece tu saludo raudo y fugaz, pues igual, te diste el tiempo para venir a dejarlo.
Abrazos y besos para todos y gracias por vuestros comentarios y buenos deseos:
olie
Que hermosos recuerdos, me viene a la imaginación mis paseos por el campo de mis abuelos, donde aun permanece -pese a los cambios- el recuerdo de mi adorada abuela, que tanto marcó mi vida con su presencia y su partida hace muchos años ya.
Saludos y buen fin de semana :D
Gracias Lorena, por la visita, el comentario y tus buenos deseos, que retribuyo...
¡Descansa!
olie
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