La vida me llevó
por donde la vida quiso,
porque no ofrecí más resistencia
que mi estoicismo
ante su fiereza.
Pero qué más da...
Si al final, lo único importante,
lo realmente trascendente,
es lo que aprendió mi alma
cuando aceptó su destino.
miércoles, febrero 16, 2011
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2 comentarios:
Bello, muy bello!!! Abrazos.
Más que destino yo creo en la Providencia Divina que nos trae y nos lleva, y siempre para conseguir algo bueno o ¡muy bueno!
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