LO QUE QUIERO.

Hace años que la vida me adeuda un amor generoso y valiente, un espacio íntimo y feliz para disfrutar la simpleza de sus besos y la vitalidad de su posesión; un hombre que valore lo que soy sin pretender modificar mi esencia; que no se empeñe tan sólo en competir intelectualmente conmigo, sino que me gane en optimismo, fe, entrega y humanidad.

Alguien con quien vivir la vida de a dos y recorrer calles, avenidas y países. Un amigo con quien compartir mis más recónditos secretos sin más requisito que la certeza de su confianza. Que sea mi complemento y yo, para él, su compañera definitiva.


Sólo quiero un hombre. No pretendo que sea exitoso, famoso, millonario o poderoso. Sólo espero que sea capaz de transformar un día aciago a punta de buen humor, consuelo, comprensión y fortaleza.

Espero que sepa enjugar mis lágrimas con sus labios. Que sepa contener mi pena con un abrazo fuerte y entero. Que esté a mi lado cuando deba estar, para que yo, a su vez, lo sostenga si es preciso.

A cambio, le ofrecería todo mi corazón. Ése que late dentro de mi pecho con más fuerza que nunca. Ése que no quiere ser vencido otra vez. Ése que sueña con darse por completo; confiada, alegremente y sin límites egoístas.

Y para siempre.

Porque el verdadero amor no termina nunca.