jueves, marzo 09, 2006

RECUERDOS DE MI VIDA EN SANTIAGO DE CHILE, EN LOS '80.

Viví en Santiago de Chile durante toda mi época universitaria.

Cuando me instalé, uno de los primeros golpes emocionales que sufrí provino de los aromas caseros, presentes en la ropa que fue saliendo de mis maletas, en mi dormitorio del Pensionado Universitario San José que me serviría de albergue (administrado por las Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas Descalzas, en el corazón residencial de la hermosa comuna de Providencia). Y sin duda que fue el olor de las sábanas y el recuerdo de mi hogar antofagastino, la razón para que derramara la primera lágrima de nostalgia.

Ya no había posibilidad alguna de darse la vuelta y regresar. Me había matriculado en la Universidad de Chile, para estudiar Derecho. En la carrera, de 150 vacantes, 35 éramos mujeres y sólo siete llegamos de comunas distintas del Gran Santiago: Virginia Godoy y Carmen Perea, ambas de Arica. María Luisa, desde La Serena. Liliana Flores, procedente de Curicó. Carolina Dimelcchiore Londrillo, desde Talagante. Constanza Caballero, de San Felipe y yo.

Constanza, Carmen y María Luisa desertaron en primer año. La soledad y la indiferencia del curso pudieron más que la vocación. Fue una pena verlas partir.

En el Pensionado de religiosas donde viví hasta las vacaciones de invierno de segundo año (en que tras una agria discusión con la Madre Superiora por un tema de atropello de mis derechos por el pésimo equilibrio entre los pagos efectuados y los beneficios recibidos, terminé expulsada ipso facto y sin más trámite), encontré inolvidables amigas, en especial Irmgard Ehlen Oostendorp, serenense, a quien me encantaría ubicar tras haber perdido su pista en 1999.

Miro las fotos de entonces y quedo perpleja: ¡tan niñas que éramos! y aún así aprendimos a llevar la carga de la soledad y de la falta de una red familiar de apoyo inmediato que nos ayudase a sortear obstáculos con la orientación del cariño... Pero, a cambio, a los 18 años ya éramos expertas administradoras presupuestarias, tomábamos toda clase de decisiones y enfrentábamos la vida con un entusiasmo a toda prueba (y fue eso lo que hice cuando me encontré con la noticia que sólo hasta el día domingo de la semana en que se verificó la disputa, podría permanecer en el Internado).

Por otra parte, las amigas universitarias de entonces me acompañan hasta hoy, a pesar de la distancia y nuestros quehaceres: Virginia es asesora jurídica de la sede iquiqueña del mismo Organismo Fiscalizador donde yo me desempeño en Antofagasta. Soledad Dávila está en el ejercicio libre de la abogacía. Patricia Wragg cumple funciones en la Superintendencia de Administradoras de Fondos de Pensiones y Militza Marinkovic, con quien comparto además el origen croata, está dedicada a materias de propiedad industrial y comercial, patentes, piratería y derechos de autor en Baker & MacKenzie Lawyers. En la década de 1980, siempre conté con el alero protector de las tres últimas, que eran santiaguinas. Y hasta hoy tengo la certeza que están conmigo - como ha acontecido efectivamente en los acontecimientos más difíciles que he debido enfrentar en mi vida - y me acompañan con su maravillosa solidaridad y lealtad, contando a su vez con la mía, desde y para siempre y, eso, es un tesoro escondido en el corazón.

Atrás quedaron los días lluviosos y grises de la metrópolis. Las amplias aulas frías y sin calefacción del edificio de la Escuela de Derecho, en Pío Nono con Avenida Santa María, donde varios Presidentes de la República, chilenos y latinoamericanos, estudiaron algunos lustros antes que yo. El Parque Forestal, sitio obligado del repaso de las materias anuales en la temporada de exámenes, durante la agobiante primavera santiaguina. El café de calle Pío Nono. El Burger Inn de la Plaza Italia. Los sandwiches de la Fuente Alemana. Los paseos a tomar helados en el Coppelia de Providencia tras las clases del sábado en la mañana. Quedaron atrás, pero estarán conmigo y vuelven con la varita mágica de la evocación...

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada vez que mire el antiguo edificio de Pío Nono con su reloj, Olie, me acordare de ti y de tu vida en mi ciudad.
Juanca

Mónica Rebolledo Sagredo dijo...

gracias por tu visita y comentarios a mi humilde blogg.
Los recuerdos al igual que los sueños son el alimento del alma, ya que lo único que persiste luego de la partida es el amor.
un abrazo

princess olie dijo...

Tienes razón, Mónica. Y sigue adelante con los interesantes post de tu blog, pronto tendrás más visitas...
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Me parece ver el edificio todavía, Juanca, firme y clásico, frente a la plaza y al costado del río Mapocho... Gracias por acordarte de mí.

Abrazos a los dos,

Olie

Aristóteles dijo...

Hey, muchas gracias por compartir esto con todo los que te leemos.

¡Formas parte de mi vida!

Un abrazo.

princess olie dijo...

¡Hugo!.¡Gracias, mi amigo, por tus palabras! Definitivamente, visitar un blog es ir a visitar a un anfitrión que ya conoces de sobra: no físicamente, sino por lo que piensa, recuerda y atesora.
Un fuerte abrazo:

Olie

Luunn@ dijo...

Que recuerdos hermosos estos de la juventud, cuando uno estudiaba por suerte hay veces que tenemos la oportunidad ya grandes de seguir esta amistad y de vez en cuando reunirnos
Un abrazo grande que tengas un lindo fin de semana
Luunna

Matías Zelick dijo...

Que asombroso es la velocidad con la que pasa el tiempo y a pesar de toda la tecnología vamos perdiendo contacto con la gente, y eso que siempre decimos "estamos en contacto" "te mando un mail" "nos hablamos"... Bonitos y duros recuerdos d euna etapa importantísima en una ciudad que tengo muchas ganas de conocer... Santiago, un día iré. Besos!

Lety Ricardez dijo...

Leer un post como este, tan hermoso y evocador me hace crecer la nostalgia de lo no vivido. Esa etapa Universitaria que para mi nunca se abrió.

Me alegro sin embargo contigo porque posees estos bellos recuerdos amiga.

Que Dios te bendiga

Mary Rogers dijo...

No debe ser fácil trasladar tu mundo a otro hábitat y menos ver como quienes comienzan a forma otra historia contigo desertan sin más dejándote ahí a merced de tu voluntad y pasión...(parece que eran fuertes)
Bonita historia, andas con nostalgia, veo:)

princess olie dijo...

Luunnita:
La juventud, además de la niñez, son la fuente principal de los recuerdos, porque en esas etapas aprendemos a pararnos en la vida y a caminar por ella...
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Matías:
Cuando perdí contacto con mi amiga Irmgard Ehlen, hace unos 7 años, no estaba tan masificado el uso del correo electrónico como ahora, en mi país. Pero no pierdo la esperanza de reencontrarla.
De todos modos, creo que es una bendición mantener mis amistades de esa época, más aún si egresamos de la carrera en 1983 y en 1986 terminamos de hacer la práctica. Yo regresé a Antofagasta ese año. Y a pesar de eso, con Militza y Patricia seguimos en contacto, a lo menos, mensualmente... Y con Virginia, nos arreglamos para vernos al menos una vez al año.
"Si se quiere, se puede".
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Lety:
Yo pienso que Dios nunca manda más pruebas que aquéllas que uno puede soportar. En su momento, quizás tu alma no estaba preparada para la prueba de salir de la casa a estudiar lejos. Yo me trasladé 1.490 kms. al sur de mi ciudad natal para vivirlo.
El viaje en bus duraba 21 horas y en avión, 1 hora con 35 minutos. Había que tener mucho temple u obtenerlo, tener independencia emocional - que es, lejos, lo más difícil - y una buena dosis de seguridad.
Sé que Dios me mandó porque Él sabía que mi vida después de eso iba a ser dura, manteniendo sola mi casa, con un marido que más vivió afuera que adentro, y, ahora, con mis dos hijos y poca ayuda financiera de su parte (sólo para los estudios).
Lo que trato de decir es que por algo Dios permite que algunas personas tengan ciertas experiencias y otras, no.
No obstante, a mí, en el fondo, a veces me gustaría que otro tuviera la carga de decidir, de solventar, de presupuestar, de planificar, en síntesis: esto es, haber tenido un marido protector que hiciera todo lo que yo he hecho. Cansa cargarlo todo sola. Pero es lo que me tocó vivir y lo agradezco.
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Mary:
Yo fui criada con toneladas de cariño, pero orientada a ser responsable de mí misma e independiente. Y te aseguro que una vez, en Tercer Año, casi fui irresponsable y quise desertar como esas compañeras que tuve en Primero. Incluso, mi mamá viajó a buscarme para llevarme de regreso a casa. Pero yo sabía que no podía permitirme ser débil. Su visita me dio fuerzas y seguí (y qué bueno que lo hice).
Más que fortaleza, eso fue sentido de la responsabilidad por todo el gasto que implicaba mi estadía en la capital (no usé el crédito fiscal universitario).
... Y en relación a tu acotación, en efecto, ando nostálgica: je je.
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Un abrazo a todos ustedes y gracias por leerme y comentar,

Olie
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Lety Ricardez dijo...

Querida Olie:

Si, alguien me dijo que algún día daría gracias por lo que consideraba mis peores carencias y así ha sucedido. No estudié en una Universidad, pero se de leyes, contabilidad, decoración y muchas otras cosas por necesidad y aprendí bien, lo digo sin falsa modestia. Tengo un esposo, hombre bueno y trabajador, pero sin grandes alcances financieros, así que también llevo como tú la carga de las decisiones y también me resultan pesadas. Siempre te he dicho que tenemos puntos de coincidencias y podríamos hablar por horas. Por ahora me conformo con soñar que vendrás a Oaxaca un día, o iré yo por Chile y te buscaré a no dudarlo.
Te quiero

Indianguman dijo...

tienes razón, tanto se deja atrás, pero siempre se lleva dentro. ahh, que anios aquellos!

Evocadoras memorias...

princess olie dijo...

Lety:
Comprendo el punto de vista que planteas. Dios te dotó de inteligencia, ésa que a veces hasta los profesionales desean: la inteligencia emocional, el buen sentido común, el tesón y el coraje.
Y, además, te dio un buen marido, amiga, que no importa que no sea él quien lleve las riendas, lo que importa es que está a tu lado como un compañero y no como un abusivo lastre...
Un abrazo:

Olie

princess olie dijo...

Todo pasa y todo queda, Indianguman...

Olie

fgiucich dijo...

Es el archivo de la memoria que nos calienta el corazòn, cuando evocamos aquellos momentos. Siempre es grato y necesario dar una mirada sobre el camino recorrido. Abrazos.

princess olie dijo...

En efecto, Fernando, aunque "se hace camino al andar" siempre es necesario considerar el pasado y sus enseñanzas en el presente y para el futuro...
Cariños,