miércoles, noviembre 09, 2005

Acciones cotidianas

Pronto saldré de vacaciones... Al cabo de un año y tres meses sin poder disfrutar del placer infinito de ir al colegio a buscar a Pablito, mi retoño de ocho años, recuperaré tiempo, caminatas, conversaciones y espacios...
Mis manos podrán construir actos de amor de engrandecida pequeñez, dejando el teclado del ordenador... Mi mente podrá crear temas vinculantes con mis hijos, no sólo dictámenes jurídicos...
Por cierto, podré asistir con tranquilidad a los dos fines de semana que me faltan, para finalizar el Seminario de Especialización en la Reforma Procesal Penal, que estoy cursando en la Universidad del Mar...
¿No es maravilloso?
Mis ojos podrán recrearse con el paisaje que ofrece mi ciudad, con el arrebol del atardecer, con la luz violeta del amanecer, con ese mar cambiante y los cerros caleidoscópicos del Norte de Chile... descansarán del fluorescente implacable...
Mis oídos podrán embelesarse con buena música, no sólo con los problemas de los usuarios, de los alcaldes, de los jefes de servicio, de los funcionarios justa o injustamente sancionados...
Hasta los pasos que podré dar por la calle, sin la esclavitud del reloj ni de los zapatos de taco, serán benditos...
Realmente, el mañana siempre depara lo mejor.

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